Nos sentimos muy afortunados como Fundación al poder seguir adelante y llegar a más personas en un entorno que representa un permanente desafío.
El deterioro de Venezuela ha incrementado las dificultades y la situación de pobreza extrema y precariedad en la vida de la gente:
- Los doctores(as) y enfermeros(as) se encuentran ahora caminando largas distancias o llegando a sus trabajos en bicicleta debido a que literalmente no hay disponibilidad de gasolina para poder abastecer sus automóviles. La mayor parte de las personas ahora caminan largos recorridos calurosos bajo el sol en todas partes.
- Se ha incrementado el número de personas que no pueden recibir nuestros servicios quirúrgicos porque los reportes de sus exámenes de sangre revelan muchos riesgos (anemia, etc.) producto de cuadros alarmantes de desnutrición.
- La grave situación de los jóvenes y niños en particular nos quiebra el corazón. Estamos ayudándolos como podemos brindándoles suplementos para su nutrición, y ofreciendo cirugías a los niños y adultos que sufren de hernias muy dolorosas y potencialmente peligrosas. Estos pacientes prácticamente no encuentran respuestas, en un ámbito distinto al nuestro, debido al colapso del sistema de salud público.
¿Y qué hay de la situación de las mujeres sin ningún tipo de acceso al soporte de los métodos anticonceptivos? Las familias que permanecen dentro de sus hogares debido al COVID-19 tendrán más oportunidades de mantener relaciones sexuales y menos oportunidades de controlar su fertilidad, produciendo más embarazos no deseados. Muchos de estos bebés nacerán en medio de una deplorable situación de pobreza, en un país sin servicios sociales funcionales. Nuestro trabajo en la planificación familiar se hace cada vez más importante y necesario.
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